Represión y corrupción alimentan la migración desde Cuba, Nicaragua y Venezuela
Por: Arturo Macfields (*)
Las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela exigen menos sanciones y más privilegios. Para ello, han fabricado la falsa narrativa de que las sanciones que se les imponen están provocando una emigración masiva. Esta idea ha ganado popularidad entre intelectuales, presidentes de izquierda e incluso políticos estadounidenses.
Pero es mentira. Las principales causas de la emigración forzosa y desesperada de estos países son la represión, la exclusión y el autoenriquecimiento ilícito que practican habitualmente las élites gobernantes de Managua, La Habana y Caracas. Siete millones de emigrantes venezolanos, entre otros, dan fe de esta tragedia.
En Venezuela, los ciudadanos sufren la violencia criminal, la represión estatal y la devastación económica. La tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes es de 40, actualmente la más alta de América Latina. La inflación descontrolada también está obligando a la gente a marcharse. El propio banco central de Venezuela admite una tasa de inflación del 86,7 por ciento en los primeros cuatro meses de 2023, y la cifra real es probablemente mucho mayor.
En Nicaragua, la dictadura de Daniel Ortega ha confiscado las propiedades de más de 3.000 organizaciones no gubernamentales, entre ellas la Cruz Roja y Cáritas. La seguridad jurídica no existe allí, y el derecho a la propiedad privada agoniza. Ortega liberó y exilió a 222 presos políticos en febrero de 2023. Entre febrero y junio, se espera que detenga arbitrariamente a 100 personas más; a finales de 2023, podría triplicar fácilmente la cifra.
Según el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, el 72% de los cubanos vive en la pobreza extrema, es decir, con 1,90 dólares al día o menos. Este es el resultado de 64 años de dictadura y corrupción.
A pesar de la reputación de Cuba en la formación de médicos, no es fácil para los cubanos encontrar especialistas médicos. Todos o casi todos se han marchado. La dictadura de Castro-Canel envía a sus mejores médicos y especialistas por todo el mundo como una forma de diplomacia de poder blando. Para los cubanos, la situación es de sálvese quien pueda.
Según la organización Defensores de los Presos, en febrero de 2023 había 1.066 presos políticos registrados en Cuba. La protesta cívica es un riesgo, y la crítica a la dictadura, un delito.
Los regímenes de Cuba y Nicaragua lideran los ataques a la libertad religiosa en América. Ambas autocracias suman más de 1.500 ataques contra la fe y los feligreses. Un crimen sin castigo.
Cuba, Nicaragua y Venezuela figuran en el índice rojo de la clasificación de Reporteros sin Fronteras. Los venezolanos viven en un clima de información restringida, en el que las medidas gubernamentales amenazan el ejercicio mismo del periodismo independiente. En Nicaragua, los periodistas viven en la clandestinidad o en el exilio. En Cuba, el nuevo código penal da luz verde a la censura y el acoso.
Mientras tanto, más de 56 millones de personas pasan hambre en América Latina, según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. Venezuela (22,9%) y Nicaragua (18,6%) encabezan la clasificación. No es casualidad. Y aunque su pueblo pase hambre, Ortega y Maduro son amantes de la carne importada y los cortes exóticos.
La crisis migratoria se está abordando desde múltiples perspectivas, lo cual es positivo. Pero la causa fundamental que no se puede olvidar es que los malos gobiernos obligan a los ciudadanos a arriesgar sus vidas y huir para encontrar una vida mejor.
La falta de una política clara y firme para responder a las dictaduras más antiguas de América seguirá alimentando la hemorragia migratoria.
(*) Arturo McFields es ex embajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos. Es periodista exiliado y antiguo miembro del Cuerpo de Paz de Noruega (FK).