Los peligros del sueño americano
Por: José Luis Castillejos Ambrocio
Los migrantes de América Latina, el Caribe y Sudáfrica que ingresan a México a través de Chiapas para perseguir el «sueño americano» enfrentan un gran peligro si son atraídos hacia la prostitución o el tráfico de drogas.
Las historias diarias de personas que cruzan por el río Suchiate, que divide a México y Guatemala, se vuelven cada vez más difíciles ya que muchos pierden la vida en el camino o son reclutadas por el crimen organizado y algunas mujeres se prostituyen.
Los migrantes que pasan por México enfrentan una variedad de problemas, que incluyen violencia, explotación y tráfico. Muchos han sido arrestados y deportados por las autoridades migratorias mexicanas.
La presencia del crimen organizado en México es más constante en las rutas migratorias, siendo algunos migrantes víctimas de secuestro y extorsión, y un alto porcentaje de ellos temen ser ejecutados si se resisten.
A pesar de los esfuerzos del gobierno mexicano y las ONG para proteger a los migrantes, el problema no se ha resuelto. Se necesitan más acciones para garantizar la seguridad de los extranjeros que transitan por México.
Las personas que transitan por México, especialmente las de Centroamérica, son vulnerables a la trata y a menudo tienen que depender de contrabandistas y traficantes para llegar a su destino. Algunos mueren en el intento, resistiendo.
En algunos casos, los migrantes son engañados con promesas de trabajos o una vida mejor en Estados Unidos, pero en cambio son explotados en trabajos forzados, la industria del sexo u otras formas de explotación laboral.
El gobierno mexicano ha tomado medidas para combatir la trata, incluida la aprobación de leyes y políticas para proteger a las víctimas y enjuiciar a los traficantes, pero estas parecen ser insuficientes.
Sin embargo, la implementación efectiva de estas medidas sigue siendo un desafío y la trata de personas ya constituye un problema importante en la región sur y en ciudades del norte de México o en la capital del país.
Para reducir la necesidad de migración en primer lugar, el enfoque debe estar en prevenir y enjuiciar el tráfico, proteger y ayudar a las víctimas, y mejorar las condiciones sociales y económicas en los países de origen de los migrantes. Sin embargo, la realidad es muy diferente.
El tráfico de drogas es un problema grave en México, y los migrantes que pasan por Chiapas camino a Estados Unidos a menudo corren el riesgo de sufrir violencia relacionada con las drogas. Abogados que defienden a los migrantes dijeron que los traficantes de drogas pueden usar a los extranjeros para transportar drogas a través de las fronteras, a menudo sin su conocimiento o consentimiento.
Hay rumores constantes de que los migrantes son víctimas de intimidación y violencia por parte de los cárteles de la droga que controlan las rutas de la migración.
Estos grupos pueden exigir a los migrantes que paguen una «tasa de compensación» por el paso seguro para evitar que puedan ser secuestrados o chantajeados junto con sus familias.
Es importante señalar que la mayoría de los migrantes que ingresan a Estados Unidos no están involucrados en el tráfico de drogas y son víctimas de violencia y explotación relacionada con este tema. Un abogado, que solicitó el anonimato por temor a represalias de los cárteles de la droga, dijo que no era justo ni correcto criminalizar colectivamente a los migrantes.
Combatir la violencia relacionada con las drogas en las rutas de inmigración en Chiapas requiere medidas de seguridad efectivas y estrategias de prevención para proteger a los migrantes y evitar la explotación.
También es importante trabajar para prevenir el tráfico de drogas y la violencia relacionada en las comunidades de origen de los migrantes para reducir la necesidad de migrar y reducir la vulnerabilidad a la violencia.
A pesar de los esfuerzos del gobierno mexicano y las ONG para proteger a los migrantes, el problema sigue sin resolverse. Se necesitan más acciones para garantizar la seguridad de los migrantes que transitan por México.
Un problema adicional es que miles de migrantes se ven obligados a dormir en las calles sin acceso a servicios básicos como agua, alimentos y atención médica.
También enfrentan bloqueos burocráticos que les dificultan avanzar hacia sus destinos finales, dejando a muchos en las calles de varias ciudades lo que ha llevado a algunos a enrolarse en la industria de la construcción de Tapachula.
Además, los extranjeros pueden enfrentar discriminación y trato racista por parte de algunos residentes de Chiapas, lo que los hace más propensos a convertirse en víctimas de explotación laboral, trabajar en condiciones precarias y recibir salarios poco justos.
Eso no es todo. Los migrantes también corren el riesgo de ser arrestados y deportados por las autoridades migratorias mexicanas. Estados Unidos y México deportan inmigrantes a América Latina como parte de sus políticas migratorias.
Los migrantes a menudo son deportados a países donde enfrentan condiciones frágiles, incluida la falta de oportunidades, la violencia y la inseguridad. Además, muchos deportados tienen familias en Estados Unidos o México, y la deportación puede separarlos ocasionando graves consecuencias emocionales y financieras.
Es necesario que las autoridades analicen que la migración es un fenómeno complejo que no se soluciona con la simple deportación de personas. Abordar las causas fundamentales de la migración, incluida la pobreza, la inseguridad y la falta de oportunidades en los países de origen de los migrantes, requiere soluciones a largo plazo.