Mujeres nicaragüense redefinen formas de organización desde el feminismo

En el marco del Día Mundial del Refugiado, la Colectiva Volcánicas y el Centro de Estudios Transdisciplinarios de Centroamérica (CETCAM) organizaron el tercer conversatorio «Refugiadas en diálogo», un espacio de reflexión sobre «imaginando otras formas de organización desde los feminismos».
El evento reunió a mujeres refugiadas y activistas que compartieron sus experiencias sobre la construcción de resistencia y organización comunitaria desde sus condiciones de desplazamiento forzado.
Elvira Cuadra, representante de CETCAM, destacó el origen común de ambas organizaciones: «La Colectiva Volcánicas y el Centro de Estudios Transdisciplinarios de Centroamérica se cambia, nacieron casi al mismo tiempo», recordando que «nacimos en las mismas condiciones: condiciones de desplazamiento forzado y de refugio».
Cuadra explicó que CETCAM ha priorizado el trabajo con «mujeres y juventudes porque nosotros creemos que son los agentes del cambio para Nicaragua y para Centroamérica», desarrollando durante cuatro años una línea de investigación sobre derechos de las mujeres y prevención de la violencia.
Construyendo nuevas formas de organización desde el feminismo
Las organizaciones de mujeres refugiadas están construyendo nuevas formas de resistencia y organización social, adaptando sus luchas feministas a las realidades del desplazamiento forzado y contribuyendo al debate sobre derechos humanos y justicia social en la región.
Atiany Larios abordó los prejuicios en torno al feminismo, explicando que «el feminismo es más que todo una práctica liberadora en cómo vivir una vida en cooperación o en armonía con tu otra pareja», enfatizando que se trata de «trabajar en cooperatividad». Larios señaló que muchas mujeres «hacen feminismo, pero no se nombran porque el miedo que si lo nombran se les va a venir una lluvia de críticas», evidenciando los obstáculos sociales que enfrentan las mujeres para reconocerse como feministas.

Por su parte, Tayling Orozco compartió su perspectiva sobre el feminismo desde la maternidad, expresando que «dentro de las madres vamos tejiendo el camino para nuestras hijas» y que «yo no quiero que los derechos que se me han sido arrebatados y me han violentado a mí, se le violen a mi hija, ni a otras niñas, ni a otras mujeres». Orozco destacó el trabajo en redes de apoyo y la importancia de la educación sobre derechos sexuales y reproductivos, reconociendo que muchas mujeres realizan «una lucha feminista inconcientemente» porque «no te reconocés como tal y no reconocés el activismo».
Brisa Bucardo enfocó su intervención en la importancia de los espacios interculturales, señalando que es necesario «impulsar espacios también desde lo endógeno de los territorios o desde la interseccionalidad» y poder ser «aliada o aliado de pueblos originarios, de mujeres indígenas sin apropiarme de sus luchas».
Bucardo destacó ejemplos de resistencia, como el caso de una profesora en Pavas que logró «acompañar a las infancias indígenas» trabajando con el sistema educativo costarricense para respetar las diferencias culturales, explicando que «nuestra cosmovisión es diferente».
Según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Costa Rica alberga a más de 100,000 personas solicitantes de refugio y refugiadas, principalmente provenientes de Nicaragua, Venezuela y otros países centroamericanos. La crisis sociopolítica en Nicaragua, iniciada en 2018, ha generado una de las mayores olas migratorias en la historia reciente de Centroamérica.
La tercera edición de «Refugiadas en diálogo» reafirma la importancia de crear espacios de encuentro y reflexión para las comunidades refugiadas, especialmente para las mujeres que enfrentan múltiples formas de vulnerabilidad y discriminación.