Mujeres nicaragüenses desplazadas forzadas en Costa Rica: una lucha diaria por sus derechos

Un reciente estudio revela la compleja realidad que enfrentan las mujeres nicaragüenses que han migrado a Costa Rica, destacando una «triple condición de vulnerabilidad: por ser migrantes, en situación irregular y mujeres». La investigación, titulada «Diagnóstico de necesidades de las mujeres e infancia nicaragüense desplazadas forzadas en Costa Rica», se realizó en zonas clave como San José, específicamente en La Carpio y Alajuelita, así como en los cantones de Upala y Los Chiles.
El fenómeno migratorio entre Nicaragua y Costa Rica tiene profundas raíces históricas que se remontan al siglo XIX, pero ha cobrado especial relevancia tras los acontecimientos políticos de 2018, que provocaron «el mayor éxodo de nicaragüenses de la historia», con más de 800,000 personas desplazadas hacia diversos países.
Las barreras que enfrentan estas mujeres son múltiples y complejas. Una de las más significativas es la falta de documentación, que las mantiene en un limbo legal incluso después de años de residencia en el país. Como expresó una mujer de Los Chiles: «Llegué sin saber nada, ni siquiera sabía dónde ir para sacar los papeles». Esta situación se agrava con los altos costos de los trámites, como señaló otra entrevistada: «Tuve que trabajar mucho tiempo para pagar la renovación de mi cédula de residencia».
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En el ámbito laboral, las condiciones son igualmente desafiantes. Muchas mujeres se ven forzadas a trabajar en el sector informal, enfrentando explotación y acoso. Una de ellas compartió: «Trabajo más de 12 horas al día y me pagan muy poco, pero no tengo otra opción». La falta de contratos formales las excluye del sistema de seguridad social, limitando su acceso a servicios de salud básicos.
Linda Nuñez, investigadora, comentó que, «lo que más nos impacto en todo el trabajo, es el aporte que las mujeres migrantes y exiliadas hacen a Costa Rica y, el no reconocimiento por parte del Estado y la sociedad costarricense».
Por otro lado, sobre las condiciones laborales de una mujer desplazada forzada agregó: «por la necesidad de sobreviviencia que tenemos las mujeres, por la manutención de los hijos, las mujeres accedemos a trabajos precarios, sin derechos, por la necesidad y, esta sociedad se está aprovechando de esas condiciones», detalló.
La vivienda representa otro obstáculo significativo, con muchas mujeres viviendo en condiciones precarias. Según una organización local, las mujeres «reportan situaciones económicas complicadas para poder conseguir la mensualidad, el alquiler de los lugares donde viven… En muchos casos han tenido que trasladarse a vivir juntas para poder tener un techo».
Niñez desplazada forzada: el desafío de crecer entre dos países
La situación de los niños y niñas nicaragüenses en Costa Rica presenta sus propios desafíos particulares. A pesar de que la educación pública es gratuita y obligatoria en Costa Rica, el estudio revela que no todos los menores nicaragüenses pueden acceder plenamente a este derecho. Los obstáculos incluyen la falta de espacio en las escuelas locales, lo que obliga a algunos niños a estudiar lejos de sus comunidades.
El reconocimiento de la educación previa se convierte en otra barrera significativa, especialmente para aquellos que buscan continuar con estudios superiores. Esta situación no solo afecta a los menores directamente, sino que también impacta en las posibilidades de desarrollo profesional de sus madres, quienes ven limitadas sus oportunidades de progreso académico y laboral.
La investigación concluye que es necesario un «enfoque integral y sostenible» para abordar estas problemáticas, que incluya la simplificación de trámites migratorios, garantice el acceso a servicios básicos y combata la discriminación. A pesar de los desafíos, el estudio también reconoce la resiliencia de estas mujeres y sus familias, quienes han formado redes de apoyo y participan en iniciativas comunitarias para proteger sus derechos.
La crisis en números: el rostro femenino del desplazamiennto forzado nicaragüense
Los datos estadísticos revelan la magnitud de una crisis humanitaria que ha transformado el paisaje migratorio en Costa Rica, con un marcado componente de género y una significativa presencia de menores de edad. El estudio señala que «en diciembre de 2018, 23,063 personas nicaragüenses habían solicitado protección internacional en Costa Rica, de las cuales el 61% eran mujeres», evidenciando una clara feminización del fenómeno migratorio.
La situación se ha intensificado dramáticamente con el paso del tiempo. Para 2021, la investigación documenta un incremento del 150% en el número de nicaragüenses que buscaban refugio en Costa Rica, «llegando a casi 53,000 personas».
La presencia de niños, niñas y adolescentes en este flujo migratorio es particularmente significativa. «Se estima que al menos el 30% de la población nicaragüense desplazada en Costa Rica son niños, niñas y adolescentes menores de 18 años», una cifra que subraya la dimensión intergeneracional de esta crisis migratoria y plantea desafíos específicos en términos de protección de derechos y acceso a servicios básicos como la educación.
Francisco Agüero, coautor de la investigación, afirmó que los datos alarman y el generar este tipo de análisis es importante «para que las organizaciones, los cooperantes y el mismo gobierno de Costa Rica conozcan esta realidad, es necesario que la política pública se genere a favor de las poblaciones migrantes, de las mujeres migrantes desplazadas, refugiadas o solicitantes de refugio».
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Las cifras también iluminan las múltiples capas de vulnerabilidad que enfrentan estas poblaciones. Por ejemplo, entre la población migrante atendida por la organización IRCA Casa Abierta, «un 20% vive con VIH», además de otras enfermedades crónicas, lo que añade complejidad a su situación de vulnerabilidad. Esta realidad se entrelaza con otros factores como el trabajo informal, la falta de acceso a vivienda digna y las dificultades para acceder a la justicia, especialmente en casos de violencia de género.
Este panorama estadístico no solo cuantifica la magnitud del desplazamiento forzado, sino que también expone las profundas desigualdades y violaciones de derechos humanos que enfrentan las mujeres y la niñez nicaragüense en Costa Rica. Los números hablan de una crisis que requiere atención urgente y un enfoque integral que considere tanto las necesidades específicas de las mujeres como las de los menores de edad en situación de desplazamiento.