Empezar de cero, una tarea titánica para las mujeres nicas refugiadas en Costa Rica
La crisis en Nicaragua ha generado un éxodo masivo de personas, y las mujeres y niñas representan un grupo significativo entre los solicitantes de refugio en Costa Rica. Según datos de ACNUR, para finales del 2023, más del 52% de las personas refugiadas y solicitantes de refugio de Nicaragua en Costa Rica son mujeres.
Muchas de estas mujeres se han visto obligadas a huir del país debido a la crisis sociopolítica que se vive desde abril de 2018 y han tenido que adaptarse a las sociedades que les han abierto sus puertas.
Silvia Gutierréz Pinto, recuerda muy bien las razones por las que salió del país. “Me exilié en el 2021 a raíz de la persecución que hubo en el país de los diferentes actores políticos que estábamos trabajando de cara a las elecciones nacionales y creíamos que era importante poder unificar a todas las fuerzas políticas, en ese momento muchos de mis compañeros de partidos políticos y de espacios políticos fueron arrestados. Decidí salvaguardar mi vida”.
Gutiérrez lleva tres años en Costa Rica, saberse tan cerca de Nicaragua la llena de recuerdos, “la nostalgia se hace más grande, saber que lo tenés ahí al lado y que no puedes ir duele y, segundo es que no deja de haber cierto temor que esa cercanía pueda significar también que haya cierto seguimiento de parte del régimen, verdad? Además porque han habido ciertos atentados a líderes políticos aquí en Costa Rica”.
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La historia de Nidia Monterrey, psicóloga, comunicadora y emprendedora, no es muy diferente, el desplazamiento forzado de Monterrey se debió a su participación en las protestas juveniles en las universidades, ella sobrevivió a uno de los ataques más temibles de la llamada “Operación Limpieza”, el ataque a la Iglesia de la Divina Misericordia en Managua.
“Me tocó sobrevivir a un evento muy fuerte que fue el 13 de julio de 2018, en la parroquia Divina Misericordia. Actualmente voy a cumplir 6 años ya casi de haber salido de manera abrupta del país”, dijo.
Yahaciela Barrera, periodista de la Costa Caribe de Nicaragua, tuvo que exiliarse por su trabajo en radio y televisión de Bluefields, “exiliarme fue una decisión totalmente difícil”, dijo a Entrepatrias, ella solo retrataba la realidad de su municipio.
¿Cuáles son las dificultades de las mujeres para adaptarse a Costa Rica?
La estadía de las mujeres refugiadas en Costa Rica ha implicado una serie de desafíos para la integración en la sociedad costarricense, ya que se enfrentan a diversos obstáculos que dificultan su adaptación plena a la nueva realidad.
Parte de las situaciones complicadas vividas por Monterrey fue el acceso a un documento de identidad válido, “los procesos son demasiado cansados y engorrosos, obtener mi refugio en este país ha sido muy complicado, te lo juro que estar yendo a migración, estar revictimizandote de cierta manera, sintiendo que estás mendigando una identificación en este país”.
La falta de esa identificación con la categoría de refugiada la limita como mujer y emprendedora, “no puedo acceder a préstamos de bancos, si no tengo esa identificación no puedo acceder a financiamiento de ningún tipo, ni siquiera para una tarjeta como de Walmart con el BAC no se puede con el tipo de identificación que tenemos”, detalló.
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Sobre los trámites migratorios Gutiérrez coincide con Monterrey sobre lo engorroso que resultan, “a pesar de que Costa Rica tiene todo normado, los procedimientos han ido cambiando, eso no te da seguridad del siguiente paso a seguir para conseguir tu refugio, me he topado con instancias que no saben qué hacer con un refugiado”.
Para ella sobrevivir en Costa Rica “implica trabajar excesivamente” por la carestía de la vida, “tener una vida digna ha sido difícil, también tener que empezar desde cero, porque acá lo primero que te dicen es recordar que tu título aquí no vale?”, dijo.
La homologación de los títulos universitarios representa otro fuerte desafíos para quienes han huido de la represión, ya que en esta área los procesos también son complejos.
“Es muy complejo hacer el proceso de que te reconozcan tu carrera, tu licenciatura, más aún cuando te tocó salir del país, de manera, que no alistaste ningún documento apostillado y, al nivel de la escala de represión que ha llegado a Nicaragua nadie quiere hacerte un favor y sacar un papel a tu nombre para no exponerse”, explicó.
En el caso de Barrera, la incertidumbre sobre cómo iba a sostenerse en el país fue la principal preocupación, “mi mente lo único que traía era estar a salvo, pero no sabía que realmente iba a ser, lo primero que hice fue aprender a hacer pasteles jamás en la vida me imaginé eso porque soy periodista”.
Principales aprendizajes de las mujeres en el exilio
Las refugiadas en Costa Rica, también reconocen los grandes aprendizajes que han surgido de esta difícil experiencia y, cómo ha florecido su audacia y perseverancia para ir poco a poco adaptándose a la sociedad que las ha acogido.
“A pesar de que el exilio es una experiencia muy difícil, he aprendido que nosotros los nicaragüenses realmente somos bastante esforzados, muy trabajadores y a pesar de tantos atropellos y de la expulsión del propio país, tener que empezar desde cero en otro, pues lo hemos hecho porque tenemos grandes capacidades”, menciona Monterrey.
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Por su parte Silvia, considera que para sobrevivir a un exilio hay que crear comunidad, “tenemos de saber pedir ayuda y saber vivir en comunidad, el poder trabajar con otro, el poder escucharnos, compartir, eso es un valioso aporte para poder seguir adelante”.
La periodista costeña considera que ser resiliente es el principal aprendizaje, “a pesar de toda esta situación, sigo queriendo hacer periodismo y me mantiene que no hay periodismo independiente en la Costa Caribe y, si yo puedo hacerlo desde acá lo voy a seguir haciendo”, afirmó.
A pesar de estos desafíos, es importante destacar la resiliencia y el esfuerzo de los nicaragüenses migrantes por adaptarse a su nueva realidad en Costa Rica.