Organizaciones feministas: asesinato de Samcam es un ataque a la esperanza democrática de Nicaragua

***La muerte de Roberto Samcam se inscribe en una estrategia de represión transnacional de la dictadura Ortega-Murillo
El jueves 19 de junio, Roberto Samcam, mayor en retiro del ejército de Nicaragua, fue asesinado en su hogar en territorio costarricense. Para las organizaciones feministas que siguen de cerca la crisis de derechos humanos en Nicaragua, este crimen representa un nuevo capítulo en la estrategia de represión transnacional desplegada por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
«Roberto y Claudia se vieron obligados a refugiarse en Costa Rica desde julio de 2018, ante las amenazas y persecución política», señalan las organizaciones feministas nicaragüenses en el exilio, costarricenses y de otras partes del mundo en un comunicado conjunto. El matrimonio formaba parte de la ola migratoria forzada que siguió a las protestas ciudadanas de abril de 2018, cuando el régimen desató una brutal represión que dejó cientos de muertos y miles de exiliados.
Desde su refugio en Costa Rica, Samcam no guardó silencio. Su voz se alzó particularmente contra la cúpula militar de su país, denunciando «su participación en acciones represivas y graves violaciones de derechos humanos». Más aun, el ex militar se convirtió en una fuente incómoda para el régimen al advertir públicamente sobre «la existencia de redes de espionaje organizadas y operadas desde el propio consulado nicaragüense en territorio costarricense».
Las organizaciones feministas mediante un comunicado calificaron el asesinato como un «crimen que por sus características puede ser calificado como un asesinato político en suelo extranjero». Esta caracterización cobra relevancia al analizar el patrón de violencia que ha seguido a los opositores nicaragüenses más allá de las fronteras nacionales.

Una estrategia de terror sin fronteras
El asesinato de Samcam no es un hecho aislado. Las organizaciones feministas recuerdan que «el exilio nicaragüense en Costa Rica ya había denunciado, entre otros casos, los atentados perpetrados en contra de Joao Maldonado y Nadie Robleto, quienes quedaron con graves secuelas para toda la vida».
El caso Maldonado resulta especialmente revelador. Según información de la Fiscalía costarricense citada por las organizaciones, en el segundo atentado contra Maldonado ocurrido a inicios de 2024, «se encuentran imputadas tres personas, incluyendo un ciudadano nicaragüense». Para las fuentes consultadas, este caso «ejemplifica la posible articulación de redes transnacionales que operan para intimidar y castigar a quienes denuncian las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua».
Detrás de cada estadística de la represión hay rostros humanos. Claudia Vargas, viuda de Samcam, junto a sus hijas, hijos y demás familiares, encarnan el dolor de miles de familias nicaragüenses fragmentadas por la violencia política. «Expresamos nuestra solidaridad con Claudia Vargas, sus hijas, hijos y demás familiares», manifiestan las organizaciones feministas, reconociendo que el duelo trasciende lo personal para convertirse en un símbolo de resistencia.
La demanda de justicia
Las organizaciones feministas depositan su confianza en el sistema de justicia costarricense, esperando «una investigación exhaustiva que permita identificar a los autores materiales e intelectuales de este crimen». Esta demanda no solo busca justicia para Samcam, sino que apunta a «robustecer la confianza y reafirmar los principios de justicia pronta y cumplida, que abone a debilitar el estado de impunidad instalado por la dictadura Ortega Murillo».
La muerte de Roberto Samcam se suma así a la larga lista de crímenes cometidos contra opositores nicaragüenses, una estrategia que las organizaciones feministas interpretan como parte de un plan sistemático «que tiene como objetivo último acallar las voces que reclaman el fin de la dictadura y justicia para todas las víctimas de la violencia de estado».
En medio del dolor y la indignación, las organizaciones feministas reafirman su compromiso histórico. «Al pueblo de Nicaragua le reiteramos una vez más, que las organizaciones feministas continuaremos apostando por la erradicación de todas las formas de violencia y por la recuperación de una democracia con libertades y con justicia».
El asesinato de Roberto Samcam no solo representa la pérdida de una vida humana, sino un ataque directo a la esperanza democrática del pueblo nicaragüense. Su muerte, lejos de silenciar las denuncias, se convierte en un recordatorio doloroso de que la lucha por la justicia trasciende fronteras y que la dictadura Ortega-Murillo ha convertido el exilio en un nuevo campo de batalla.